Grecia

El país que exportó el drama, la tragedia y la democracia puede presumir de un legado sin parangón. Desde la bulliciosa Atenas hasta las deslumbrantes islas, posee tantos vestigios del pasado que su enumeración podrían ser interminables: el santuario considerado el ombligo del mundo en Delfos, la galería interminable de columnas semiderruidas en la isla sagrada de Delos, los palacios minoicos de Creta e incluso lo que algunos consideran los restos de la Atlántida en Santorini.

Por otra parte, su clima y sus aguas límpidas convierten a Grecia en un destino idóneo para divertirse, ya sea cenando en una taberna junto al mar, tomando un café en una sombreada plazoleta o bailando en una discoteca hasta el amanecer.

Si hablamos de islas, seguramente pensaremos en Grecia, que ostenta unos 6.000 territorios recostados sobre el Mar Egeo y el Jónico. De ellas solo 227 están habitadas y unas tantas desarrolladas turísticamente. ¿Cual elegir?

Dos de sus principales Islas son…

Santorini, localizada en el extremo sur del archipiélago, regala la clásica postal de construcciones blancas y detalles azules.

El paseo obligado es trepar y caminar sus callejuelas y descansar en sus terrazas para admirar las mejores vistas y contemplar el atardecer.

Las playas que merecen la pena ser visitadas son Perissa, Kamari y Red Beach.

Mykonos, se caracteriza por sus casitas blancas y onduladas, con aberturas teñidas de colores pasteles, que combinan con el mar azul turquesa.

La isla se sitúa en el centro del mar Egeo, muy cerca de Delos, un relevante yacimiento arqueológico del mundo antiguo. Su capital Chora, es un laberinto de calles angostas, casitas, flores que cuelgan de los balcones y vendedores de productos regionales.

Destino ideal para una estadía de playa y ostenta con paradisíacos enclaves para practicar buceo. En la cota sur de Mykonos están las playas más agitadas, con fiestas de día y de noche.